domingo, 16 de junio de 2013

Un Paraíso para cada uno (parte I)

Que te recomienden un libro es un indicio excelente para saber de antemano que el libro no te decepcionará. Vamos, que se invierte muchísimo tiempo en leer uno y sería una pena que sea una desgracia, ¿no les parece?. Una película mala solo te quita un par de horas de tu vida, pero un libro malo te puede quitar días, meses enteros de tu precioso tiempo que jamás recobrarás.



Recibí dos recomendaciones de dos personas distintas para leer "El Paraíso en la otra Esquina" de Mario Vargas Llosa, y una de ellas incluso me dijo que el libro le quitó las ganas de suicidarse. Diablos, ¿tan bueno es?, así es, ¿y por qué diantres te querías suicidar?, ese es otro tema. Solo había una manera de comprobarlo y era ponerse una ropa de baño y sumergirte al delicioso placer del mar de la lectura, y si querías hacerlo desnudo, mejor aún. Del Paraíso solo había escuchado un comentario de mi profesor de Literatura en el colegio (en tiempos en que odiaba la Literatura) que trataba acerca del pintor post-impresionista Paul Gauguin y de su abuela Flora Tristán, considerada la primera feminista. Mi escaso e inmaduro cerebro adolescente no se interesó en absoluto y mejor aún, tal vez si lo habría leído en esa época no hubiese tenido el gran impacto que produjo ahora. Hay veces que tienes que estar preparado emocional e intelectualmente, y con la madurez suficiente para recibir, apreciar y asimilar el valor real de un libro. Si no es asi, el libro leído solo está de paso y termina agusanándose olvidado en la esquina de un estante en lugar de estar grabado en tus pensamientos y engrandecer tu conciencia.

El libro son en realidad dos, dos historias intercaladas un capítulo a la vez. La primera historia es la de Flora Tristán, en el inicio de una gira por varias ciudades de Francia para reunirse con agrupaciones de obreros, tejedores, herreros (todas aquellas víctimas de la revolución industrial), también con algunas autoridades eclesiásticas, con todos aquellos interesados en escuchar su plan para salvar el mundo de la opresión e injusticia. Soberbia tarea Florita, ya no pudo soportar que miles de personas trabajen 20 horas al día con sueldos miserables y que vivan en condiciones paupérrimas mientras que los dueños se llevaran el pedazo más grande del pastel de las ganancias producidas por el sudor obrero. Si piensan que la diferencia entre ricos y pobres es escandalosa en la actualidad, en el siglo XIX no solo era peor sino que era más aceptado socialmente. Y peor aún, con una religión que acentuaba la resignación del oprimido con ideas como que el sufrimiento de ahora será recompensado después de la muerte (eso dicen hasta ahora). 

Gran mujer Flora Tristán, con una fuerza de carácter y una gran belleza que enamoraron a casi todos los personajes varones de su historia, incluyendo al lector. No les voy a mentir, a medida que la historia transcurría me imaginé conociendo y cortejando a Florita, diciéndole que la apoyaría en todos los aspectos con cualquier revuelta social que desee realizar. Me imaginé su respuesta: largo de aquí vil burgués lleno de prejuicios, cobarde, nunca has movido un dedo en favor de los pobres, salvo míseras limosnas que no sirven para nada más que para calmar tu sucia conciencia. Vamos Florita no seas injusta conmigo, no me trates como aquellos descerebrados que hablaban idioteces en tus reuniones obreras, pero debo confesar que esa actitud tuya me encanta, al menos no me llamaste cavernícola. Una lástima que disfrutaras poco de tu sexualidad. No te culparía, después de haber tenido como esposo al más grande hijoeputa que la humanidad haya parido, violó a tu hija solo para joderte la vida e intentó asesinarte el muy mal nacido.

Huiste de Francia debido a la persecución del aquel desgraciado al que abandonaste, fuiste en busca de una herencia a tierras peruanas, en particular a la ciudad de Arequipa. No recibiste la herencia pero al menos recibiste una pensión que te sacó de la servidumbre. Curioso hecho es que llegaste a conocer personalmente a la Mariscala, mujer de armas tomar esposa del Gran Mariscal Agustín Gamarra, ya ex presidente del Perú en ese entonces (personaje que me hace recordar a la actual primera dama de la nación Nadine Heredia). De ella dijiste lo siguiente:
"Era de mediana talla y fuertemente constituida, a pesar de haber sido muy delgada; su figura no era en verdad bella, pero, si se juzgaba por el efecto que producía en todo el mundo, sobrepasaba a la mejor belleza. Como Napoleón, el imperio de su belleza estaba en su mirada, cuánta fuerza, cuánto orgullo y penetración; con aquel ascendiente irresistible ella imponía el respeto, encadenaba las voluntades, cautivaba la admiración.. Su voz tenía un sonido sordo, duro, imperativo" 

                                                               Flora Tristán, "Peregrinaciones de una paria"

Y hablando de las "Peregrinaciones de una paria", libro donde cuentas tus memorias de tu estancia en Perú, fue tan buena su acogida en Arequipa que tu tío Don Pío Tristán no dudó en quemar un ejemplar de manera simbólica y en cortar la pensión mensual que recibías de su parte. La verdad es cruel y desagradable, pero verdad al fin y al cabo.



Su visión del paraíso era alcanzar un paraíso para todos, la creación de una sociedad con igualdad de derechos y detener cualquier explotación de la clase obrera y de la mujer, el matrimonio lo veía como un contrato vil que convertía a la mujer una máquina de hacer hijos para el marido. Trabajó incansablemente por ese paraíso hasta su prematura muerte a los 41 años. En la actualidad colocan a Flora dentro del grupo de socialistas utópicos, no creo que le hubiera agradado mucho.


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